Según el psicólogo Carl Jung, la mayor amenaza para la civilización no reside en las fuerzas de la naturaleza ni en ninguna enfermedad física, sino en nuestra incapacidad para lidiar con las fuerzas de nuestra propia psique. Somos nuestros propios peores enemigos o, como dice el proverbio latino, el hombre es un lobo para el hombre.
En La Civilización en Transición, Jung afirma que este proverbio es una perogrullada triste pero eterna y que nuestras tendencias de lobo entran en juego de manera más prominente en esos momentos de la historia en los que la enfermedad mental se convierte en la norma más que en la excepción en una sociedad, una situación que Jung calificó como una epidemia psíquica.